Stabat Mater

Stabat Mater

Compuesto para la V.O.T. de María Santísima de los Dolores (1881)

Antonio Maqueda (1810-1905)

Maestro de Capilla de la S.A.I. Catedral de Cádiz

Notas al programa

             El Stabat Mater de Maqueda es una obra que podríamos considerar icónica para los servitas gaditanos. Para comprender cómo llegamos hasta aquí deberíamos remontarnos a los años siguientes a la Guerra civil, cuando se pierde la pista de la interpretación íntegra de esta obra. Gracias al empeño de fraternidad seglar, y sobre todo al maestro Antonio Escobar, esta pieza no cayó completamente en el olvido, interpretándose diferentes versiones instrumentales del primer número en la comunión de la función principal de Cuaresma de manera casi interrumpida hasta nuestros días. No será hasta 2010 cuando se revitalice el proyecto de recuperación íntegra de esta obra, comenzando un largo proceso que culmina hoy con el reestreno de la partitura completa después de más de 80 años de silencio.

Stabat Mater dolorosa iuxta crucem lacrimosa. Así comienza una de las más célebres secuencias de la liturgia católica. Las secuencias son piezas de canto se originariamente se insertaban tras el evangelio, siendo muy prolíficas durante la Edad Media. Suprimidas la mayoría de ellas por el Concilio de Trento, el Stabat Mater narra el sufrimiento de Santa María al pie de la cruz.

Antonio Maqueda Castillo (1810-1905)

             Los datos que tenemos sobre Antonio Maqueda son dispersos y muchos de ellos confusos. Sabemos que nació en Granada entre 1810-11 y que se formó como niño seise en su catedral bajo el magisterio de Vicente Palacios (1777-1836). Destacó tempranamente como intérprete de violín y viola, siendo profesor de este instrumento en su localidad natal.

Desde 1840 (año en el que nace en Granada su primera hija) hasta 1862 carecemos de datos biográficos precisos. Ese año se traslada a Cádiz para incorporarse a la orquesta del Teatro Principal (que se situaba en el solar que luego ocupó el desaparecido Cine Municipal). De 1862 data su primera obra para la Catedral de Cádiz, institución a la que accede como maestro de capilla dos años después pese a su condición de seglar. Entregado a la música, compaginaba estos dos cargos con el de profesor en la Academia Santa Cecilia, germen del actual conservatorio Manuel de Falla. Estos datos nos indican el inmenso prestigio del que gozaba en la ciudad, culminando con su nombramiento como hijo adoptivo de Cádiz en 1894.

Durante su dilatado magisterio -el primero en la catedral nueva-  no sólo compuso una ingente cantidad de obras para una orquesta romántica plenamente asimilada, sino que también se encargó de la reinstrumentación y actualización de obras de los maestros de capilla precedentes (Nicolás Zabala y Juan Domingo Vidal). También creó nuevas tradiciones musicales, como la interpretación anual del Miserere del citado maestro Vicente Palacios, verdadero acontecimiento musical de la Semana Santa hasta los años 30 del siglo XX.

Por otra parte, tenemos al Maqueda del teatro, de la ópera. El músico  que dirigió las más conocidas óperas románticas que llenaban las butacas del Principal. También el Maqueda virtuoso del violín y conocedor del rico lenguaje orquestal del periodo romántico. Durante su larga vida se rodeó del más selecto ambiente musical, con discípulos y amigos como Eduardo Escobar, Gerónimo Giménez o José Gálvez. Teatro e iglesia confluyeron en un estilo personal,  plenamente integrado en la estética musical de su tiempo.

A su muerte dejó un riquísimo legado musical, permaneciendo en la memoria de la ciudad como máximo exponente de un esplendor musical irrepetible.

La obra.

La obra íntegra se conserva en el archivo de la propia Orden, ya que fue dedicada a ésta por su autor. No es de extrañar esta dedicatoria debido a la fuerte vinculación entre los servitas y la catedral. Durante el siglo XIX y comienzos del XX vistieron el escapulario de la Orden tanto músicos de la capilla como canónigos. La veneración por parte de los capitulares hacia la Virgen de los Dolores era patente y notoria, cuya muestra más visible es el manto procesional de la imagen titular de la orden, donado por el canónigo Lara y Arjona.

Hasta hace poco se conocía sólo una fuente manuscrita propiedad de la orden seglar. Se trataba de una partitura completa para la dirección y que fue donada por Eduardo Escobar de Rivas. Escobar fue director de la primera banda municipal, violinista, seise de la catedral en su infancia y asistente musical de Maqueda. Los trabajos de restauración de la capilla y sus dependencias arrojaron más datos para la recuperación del añorado “Stabat Mater de Maqueda”, como el hallazgo de otra partitura general para dirección (donada en 1922) y un legajo con las partichelas (partituras para cada voz e instrumento). Este legajo es un interesante documento en sí pues contiene además varios Stabat Mater de otros compositores, y un segundo Stabat Mater de Maqueda (en Do menor) incompleto.

             Centrándonos en el Stabat Mater de Maqueda en Fa menor, concluido en 1881, sí podemos afirmar que fue una obra conocida, aunque se presume que no fuera interpretada de manera íntegra (todos los números en un solo concierto), ya que Maqueda fue estrenando distintas partes de manera independiente en los conciertos que dirigía, aunque también tenemos constancia de interpretación de dicha pieza en la iglesia de San Lorenzo durante los Viernes de Dolores. El estreno más temprano del que hay constancia fue en abril de 1879 en el patio del antiguo hospicio (el conocido como edificio “Valcárcel”), aunque solo se interpretaron los números 2 y 6.

Es notoria la predilección durante el Romanticismo por dos piezas litúrgicas presentadas en forma de gran concierto (y por consiguiente, abandonando su carácter funcional para el culto): la misa de Requiem y la secuencia Stabat Mater. Ambos, con sus textos, sirven a la perfección a los propósitos del estilo romántico, gustoso de ambientes misteriosos, la representación del dolor humano y la conmoción del oyente. Este de Maqueda es un Stabat Mater de concierto, con una plantilla instrumental compuesta por cuerda frotada (violines, viola, violonchelos y contrabajos), flauta, 2 clarinetes, 2 trompas, trombón y figle, conocido también como oficleido, un instrumento creado a comienzos del s.XIX y del que consta su profuso empleo en la catedral de Cádiz hasta bien entrado el s.XX. En cuanto a voces: tiples, tenores 1º, 2º y bajos. Es muy probable que la voz de tiple estuviera encomendada a los seises de la propia Catedral, aunque, como obra de concierto, no se descartaría incluso la participación de mujeres (sopranos) en su ejecución. Cobra gran importancia en la partitura la intervención solista, tanto vocal como instrumental, con numerosos pasajes cargados de virtuosismo, lo cual confiere a esta obra un status de pieza compleja y necesitada de profesionales –como los que había en el Cádiz de la época- para su ejecución.

Respecto a su estructura formal, el Stabat Mater de Maqueda se divide en nueve números, empleando con libertad parte de los versos canónicos. De enorme variedad, combina piezas de orquesta y coro, solos, dúos e incluso un solo de tiple únicamente acompañado por la sección de vientos de la orquesta. Destacan también por su complejidad el octavo, donde el violín realiza un alarde de virtuosismo mientras dialoga con el solista. Maqueda vuelve a sorprender en el último número prescindiendo de la voz de tiple (soprano) en el verso Quando Corpus morietur encomendando la parte vocal a tenores y bajos, añadiendo mayor sobriedad e intenso dramatismo mediante largos pasajes a cappella y que culmina en un estremecedor “Amen” junto a toda la orquesta con reminiscencias melódicas del primer comienzo de la obra.

La escritura y estilo coinciden plenamente con el estilo musical imperante en Europa y que en Cádiz floreció debido a su continuo contacto con las grandes capitales. Un Stabat Mater concebido para el estremecimiento, la exaltación del dolor de la Virgen ante el cuerpo inerte de su hijo; pero un dolor cercano, humano y dulce que conmueva al oyente. A través de una rica paleta sonora y la profundización en las texturas, las notas, como colores, inundan la partitura con cromatismos y modulaciones, mostrándonos a un compositor experimentado y ampliamente conocedor de las capacidades expresivas de cada instrumento. Como hemos mencionado anteriormente, su cargo de director de la orquesta del Teatro Principal en una época de florecimiento de la ópera en nuestra ciudad le mantuvo en pleno contacto con las corrientes estéticas europeas de su tiempo, reflejándose en una partitura llena de dramatismo propio de la música escénica. Y por otra parte, su experimentado oficio de maestro de capilla de la catedral, conocedor de la tradición musical eclesiástica.

Francisco Javier Orellana Vallejo.

Programa concierto

N°1 . «Stabat Mater Dolorosa» (Solistas y Coro)

N°2 . «Cujus animan gementem» (Dúo de Sopranos)

N°3. «O quam tristis et aflicta» (Solo de Contratenor)

N°4. «Quae moerebat et dolebat» (Dúo de Soprano I y Bajo)

N°5. «Qui posset non contristaris» Soprano I y Coro.

N°6. «Vidit suum dulcem natum» (Solo de Soprano II)

N°7. «Inflammatus et accensus» (Solo de Bajo)

N°8. «Eia Mater fons amoris» (Solo de Soprano I)

N°9 «Quando corpus morietur» (Coro de voces graves)

Soprano Solista                                 Andrea Ramírez Ortegón

Soprano Solista                                 Carmen Ramírez Sola

Tiple Solista                                        Jorge Enrique García Ortega

Barítono Solista                                Daniel Muños Morán

Coro                          Ensemble Vocal Virelay

  Orquesta       Orquesta Barroca de Cádiz

Flauta                                                    Lara Domínguez Zurrón

Clarinete I                                             Alejandro García Sosa

Clarinete II                                           Macarena Peña Núñez

Trompa I                                               Álvaro García

Trompa II                                              Jesús Moreno Lucas

Trombón                                               Francisco Blay Martínez

Concertino                                           Jaime Calderón Rovira

Violín I                                                  Pablo Romero Carreño

Violín II                                                 Verónica Cristóbal Litago

Violín II                                                 Eva Beatriz Amezcua Pérez

Violín II                                                 Teresa Ramírez Ortegón

Viola                                                     Carmen Verdugo González

Viola                                                     Inma Arjonilla Benítez

Violoncello                                           Fernando Jurado Herrera

Violoncello                                           Candela Mier-Terán de la Flor

Contrabajo                                           Radostin Guenadiev Nikolov

Coordinación                                      Jane Keith

Coordinación                                      Sandra Massa Santos

Editor                                                    Javier Orellana Vallejo

Promueve:                                             Consejo Local HH. y CC. de Cádiz

Organiza:                                               Orden Seglar Siervos María Santísima de los Dolores

Patrocinio:                                             Junta de Andalucía

Fotografías: Archivo O.S.S.M. Cádiz

Cádiz, 19 de diciembre de 2021

Parroquia de Ntra. Sra. del Pilar y San Lorenzo

Un Canto al Dolor, articulo de N. H. Emilio Paz Gadeo Leer aquí

Reseñas adaptación Nº1 por D. Felix Parodi Ortega en el año 2000

Nota de prensa de La Voz de Cádiz del inicio, con motivo de la Coronación de María Santísima de los Dolores, de los trabajos para la recuperación completa de la obra del Maestro Maqueda y Nota de Prensa publicada hoy en el Diario de Cádiz, con motivo de reestreno de la obra.


Reseña La Voz de Cadíz «Dolores del romanticismo», 25 de agosto de 2011

Reseña Diario de Cádiz, 19 de Diciembre de 2021