La Orden Seglar de lo Siervos de María gaditana tiene expuesta al culto dos imágenes de Nuestra Señora de los Dolores, hecho singular y significativo que tal vez pueda resultar extraño a quienes desconozcan por razones de diversa índole la trayectoria de esta fraternidad seglar. Ambas representaciones de María Santísima en sus Dolores pertenecen al patrimonio artístico de la Orden, sin que ello se preste a una suplantación devocional, como pueda parecer a simple vista.
La primitiva imagen de la Virgen de los Dolores ocupa en la actualidad, y desde 1.939, una hornacina exterior en la fachada de su capilla propia, en la Calle Sagasta; sin embargo es la Dolorosa Titular la que preside el Alta Mayor de su capilla propia, anexa y comunicada lateralmente con la Iglesia de San Lorenzo.
Tanto la titular de la Orden, de autor anónimo del siglo XVIII, como la primitiva imagen, obra del insigne imaginero sevillano D. José Montes de Oca en el año 1.729, responden iconográficamente al tema de la Soledad de María al Pie de la Cruz; es decir siguiendo las pautas del texto sagrado: “Stabar Mater Dolorosa”; la Virgen sumida en un profundo llanto, con la cabeza baja e inclinada hacia el lado y las manos juntas, coadyuvando todo ello a una actitud de recogimiento, resignación y soledad.
La tipología de estas imágenes, dentro del contexto de la Dolorosa andaluza, presenta características propias que las diferencian de forma notable con la iconografía de las escuelas escultóricas sevillana, malagueña o granadina; en este sentido diremos que aunque fueron concebidas por dos escultores de distinta procedencia y formación, coinciden en los mismos postulados estéticos. Es muy posible que la propia Orden o los comitentes, según veremos, dictasen a los artistas los requisitos que debían seguir acerca de sus hechuras, de hecho, es frecuente contemplar por las iglesias de Cádiz imágenes de la Virgen con estos esquemas, aunque muchas de ellas se han ido perdiendo y otras han sido lamentablemente transformadas o sustituidas siguiendo las modas del momento.
Aunque el origen de las Dolorosas de los Servitas es bien distinto, la iconografía de Nuestra Señora de los Dolores, con las características ya citadas, y «vestida de negro» recuerda en la mayoría de los casos la representación de la Soledad de María. Ello tiene su origen en el Siglo XVI, cuando el escultor renacentista Gaspar Becerra recibe el encargo de la Reina Isabel de Valois, esposa de Felipe II, para realizar una Dolorosa «de vestir». Cumpliendo con las directrices marcadas, aparece la Dolorosa arrodillada, con las manos juntas y la cabeza baja, que es vestida con ropas negras de luto que cede la Marquesa viuda de Ureña para la ocasión. Resulta curioso que sea un escultor vinculado a la escuela castellana quien realice tan peculiar encargo, ya que se trataba de «una imagen de vestir, infrecuente en esa escuela escultórica.
La antigua titular estaba pensada evidentemente para culto interno, pues por aquellas fechas la corporación no se había planteado la salida procesional dentro de la Semana Santa. Era frecuente la procesión claustral los terceros domingos de cada mes, y otra de mayor importancia el antiguo Viernes de Dolores, en la actualidad festividad, para los Siervos de María, de Santa María al Pie de la Cruz.. Ambas costumbres han desaparecido, ya que con la Imagen de Montes de Oca se celebra el 15 de Agosto el anual Rosario de la Aurora, y con la Titular la procesión del Viernes Santo.
El auge que estaba tomando la Orden a medida que avanzaba el siglo XVIII, y el deseo de los Servitas de contar con una imagen de formato “del natural” sería probablemente el motivo del encargo de la nueva Dolorosa, hoy titular, que precedió a la erección de la capilla propia. Así pues, sabemos que fue colocada en su altar con toda solemnidad, el Viernes de Dolores 25 de Marzo de 1.774.
Todo el busto de la imagen se halla elaborado en madera de tilo. La imagen lleva ojos y lágrimas de cristal, y sabemos que en 1.905 fue restaurada en Sevilla por el escultor Manuel Gutiérrez Cano, que sustituye los ojos de cristal y renueva la policromía. siendo llevada a cabo su ultima restauración entre el 16 de septiembre de 2.006 y el 20 de enero de 2.007 por el prestigio restaurador D. Pedro E. Manzano Beltrán natural de San Fernando y afincado en Sevilla, quien en 2010 restaurara también nuestra imagen fundacional.
Es de resaltar la magnífica crítica obtenida por el Sr. Manzano al trabajo realizado en ambas restauraciones.
Durante los cuatro meses que duró el proceso de restauración, la imagen fué sometida esencialmente a una limpieza de su policromía tanto en su cabeza como en sus manos dado el correcto estado de conservación en que estaba se encontraba, afectada únicamente por la suciedad propia del paso de los años, y a la realización tanto de un cuerpo como de un candelero nuevo, ambos en madera de cedro, y por supuesto manteniendo la imagen sus dimensiones originales, al objeto de respetar de esta forma el modo en que fuera concebida allá por el siglo XVIII.
Durante el proceso de restauración y gracias a la muestra enviada por el Sr. Manzano al Instituto Nacional de Investigación y Tecnología de Madrid, se pudó verificar que la imagen, en contra de lo que se pensaba hasta ese momento de que era de abedul, fue realizada en madera de Tilo, un tipo de madera muy utilizada por los escultores genoveses de la época, entre los que se encontraba Francesco Galleano, a quien conforme a lasinvestigaciones llevadas a cabo hasta ese momento se le ha atribuido la posible autoría de la imagen, aunque sin que existiese ni exista ningún documento que así pudiera corraborarlo, pero que con este descubrimiento parece cerrar un poco más el círculo.o
El notable parecido que ofrece el rostro de esta Dolorosa, así como las afinidades técnicas con la venerada en la Iglesia del Hospital de San Juan de Dios, y el último descubrimiento respecto al material utilizado en su ejecución, hace que pensemos en Francesco Galleano como presunto autor de ambas.
La imagen de María Santísima de los Dolores, de gran devoción en nuestra ciudad, fue calificada por el profesor González Isidoro como una de las más hermosas que existen en la Semana Santa gaditana, siendo hoy día referente en la forma de vestir de numerosas dolorosas de Andalucía, tal y como recogía hace unos meses la prestigiosa web «La Hornacina», habiendo sido también seleccionada entre las 120 mejores obras de la escultura religiosa española, por un jurado formado por 23 personas, entre los que se encontraban historiadores y escultores del prestigio de Franscisco Romero Zafra o Juan Manuel Miñarro, entre otros.
Por valor devocional y artístico han sido muchos los que han intentado transmitir su devoción a la virgen, dedicándoles sus versos a Nuestra Señora, entre ellos D. José María Pemán, D. Miguel Martínez del Cerro, etc., ha recibido numerosos alagos, ha sido definida, como «Orgullo de nuestra ciudad», «La más Madre de las Madres», «El dolor más contenido de Cádiz», «La dolorosa de nuestra ciudad», etc.
En resumen, nos encontramos ante una obra que ha sido calificada por el profesor Sánchez Peña de una indudable calidad artística y enormemente expresiva, en la que el por ahora ignoto artista ha expresado con gran éxito el momento más duro y sobrecogedor del llanto y dolor de la Madre ante la muerte de su Hijo. E igualmente en el informe emitido por el Licenciado en Bellas Artes, Pedro Manzano, quien llevó a cabo su última restauración, se le otorga a la categoría artística de la obra la calificación de excelente.